Lirolaro 10
Un susurro roza mi oído, tu aliento desde el otro lado de la almohada. Abrázame y acompáñame en mi sueño. Un beso en mi espalda, tibio y fresco como una fresa recién cortada. Soy feliz a tu lado. Siento como se balancea la cama, como una barca, meciéndose con las olas del mar. Casi estoy dormido. Tus caricias, un halo etéreo que no pertenece ni al sueño ni a la habitación. Duermo y sueño contigo. Sigo acostado, ahora en la hierba. Tú sigues acariciándome con tu sonrisa. Estás a mi espalda, pero te veo. Es mi sueño. En él lo veo todo, como un dios en su mundo.
Todas las noches nacen dioses, no saben que lo son. Por eso son libres en su propia cárcel. Hace tiempo que lo sé. Ahora soy dueño de mi mente, de mi cuerpo. Puedo dominarlo y fundirlo en una idea creada por mí. Cada sensación es el abismo, profundo y negro como el frío del infierno. Tu presencia me roza como un pétalo de rosa desvalido, que cae y me acaricia con su fragancia. Mis sentidos se agudizan al sentirte, provocando tal cantidad de sentimientos contradictorios entre sí que una ola de sal sacude mi espíritu, destruyéndolo y dándole vida al mismo tiempo.
Seare T. Seltev & Nilans
Todas las noches nacen dioses, no saben que lo son. Por eso son libres en su propia cárcel. Hace tiempo que lo sé. Ahora soy dueño de mi mente, de mi cuerpo. Puedo dominarlo y fundirlo en una idea creada por mí. Cada sensación es el abismo, profundo y negro como el frío del infierno. Tu presencia me roza como un pétalo de rosa desvalido, que cae y me acaricia con su fragancia. Mis sentidos se agudizan al sentirte, provocando tal cantidad de sentimientos contradictorios entre sí que una ola de sal sacude mi espíritu, destruyéndolo y dándole vida al mismo tiempo.
Seare T. Seltev & Nilans
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