Lirolaro18
As nubes están baixas e forman remuíños de néboa entre as casas. Está amencendo e o sol esperta invisible, tra-lo branco impoluto e silencioso que cubre a vila. Non hai ninguén polas rúas, debo se-lo único que goza da pureza húmida das mañás. Un día novo e o mundo parece recén sacado do paquete. Prendo un cigarro e o fume mestúrase lentamente co fresco arrecendo das nubes. O silencio só se ve perturbado polos perdidos chíos dos páxaros e o chisporroteo case inaudible do tabaco queimándose con cada calada. É un bo momento para pensar, ou para deixa-la mente en branco e permitir vagar libremente a imaxinación, os recordos.
Lembro... o día que atopei aquela casa no medio do monte. Últimamente vénme moito á cabeza aquela imaxe: a casa, abandonada, erguéndose entre carballos e castiñeiros nun falido alarde de superioridade. Moitas veces creo desexar que aquelo non tivera pasado nunca, que non houbera entrado nin lido aquel libro agochado na lacena. Agora ese libro descansa no fondo dun caixón da miña mesiña de noite. Sei que non podo volver atrás, pero iso non quita que non o desexe fugazmente nalgúns momentos.
O libro... o colgante... Non sei a quen ou a que despertei. Quizais sexa unha porta da miña alma que abrín sen saber sequera da súa existencia.
*============*
Traducción
*============*
Las nubes están bajas y forman remolinos de niebla entre las casas. Está amaneciendo y el sol se despierta invisible, tras el blanco impoluto y silencioso que cubre la villa. No hay nadie por las calles, debo ser el único que goza con la pureza húmeda de la mañana. Un día nuevo y el mundo parece recién sacado del paquete. Enciendo un cigarro y el humo se mezcla lentamente con el fresco perfume de las nubes. El silencio sólo se ve perturbado por los perdidos gritos de los pájaros y el chisporroteo casi inaudible del tabaco quemándose con cada calada. Es un buen momento para pensar, o para dejar la mente ne blanco y permitir vagar libremente la imaginación, los recuerdos.
Me acuerdo... del día que encontré aquella casa en el medio del monte. Últimamente se me viene mucho a la cabeza aquella imagen: la casa, abandonada, levantándose entre robles y castaños en un fallido alarde de superioridad. Muchas veces creo desear que aquello no hubiese pasado nunca, que no hubiera entrado ni leído aquel libro escondido en el arcón del pan. Ahora ese libro descansa en el fondo de un cajón en mi mesilla. Sé que no puedo volver atrás, pero eso no evita que lo desee fugazmente en algunos momentos.
El libro... el colgante... no sé a quién o a qué he despertado. Quizá sea una puerta de mi alma que he abierto sin saber tan siquiera de su existencia.
Seare T. Seltev
Lembro... o día que atopei aquela casa no medio do monte. Últimamente vénme moito á cabeza aquela imaxe: a casa, abandonada, erguéndose entre carballos e castiñeiros nun falido alarde de superioridade. Moitas veces creo desexar que aquelo non tivera pasado nunca, que non houbera entrado nin lido aquel libro agochado na lacena. Agora ese libro descansa no fondo dun caixón da miña mesiña de noite. Sei que non podo volver atrás, pero iso non quita que non o desexe fugazmente nalgúns momentos.
O libro... o colgante... Non sei a quen ou a que despertei. Quizais sexa unha porta da miña alma que abrín sen saber sequera da súa existencia.
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Traducción
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Las nubes están bajas y forman remolinos de niebla entre las casas. Está amaneciendo y el sol se despierta invisible, tras el blanco impoluto y silencioso que cubre la villa. No hay nadie por las calles, debo ser el único que goza con la pureza húmeda de la mañana. Un día nuevo y el mundo parece recién sacado del paquete. Enciendo un cigarro y el humo se mezcla lentamente con el fresco perfume de las nubes. El silencio sólo se ve perturbado por los perdidos gritos de los pájaros y el chisporroteo casi inaudible del tabaco quemándose con cada calada. Es un buen momento para pensar, o para dejar la mente ne blanco y permitir vagar libremente la imaginación, los recuerdos.
Me acuerdo... del día que encontré aquella casa en el medio del monte. Últimamente se me viene mucho a la cabeza aquella imagen: la casa, abandonada, levantándose entre robles y castaños en un fallido alarde de superioridad. Muchas veces creo desear que aquello no hubiese pasado nunca, que no hubiera entrado ni leído aquel libro escondido en el arcón del pan. Ahora ese libro descansa en el fondo de un cajón en mi mesilla. Sé que no puedo volver atrás, pero eso no evita que lo desee fugazmente en algunos momentos.
El libro... el colgante... no sé a quién o a qué he despertado. Quizá sea una puerta de mi alma que he abierto sin saber tan siquiera de su existencia.
Seare T. Seltev
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Lyzzie -